La Iglesia en el feudalismo ocupa el lugar más alto de la jerarquía porque tenía un enorme poder religioso espiritual y un gran prestigio. Esta institución se erigió como una de las poderosas y decisivas a la hora de escoger a los reyes y estructurar el aparato social.
Rol de la iglesia en el feudalismo
La Iglesia estuvo plenamente inserta en la sociedad feudal la cual era eminentemente cristiana estando marcada la vida cotidiana por la religión, una actividad practicada con mucho fervor creyéndose fuertemente en los milagros, en la veneración de las reliquias, en la realización de las peregrinaciones, etc.
La iglesia en el feudalismo ejercían igual jurisdicción que los señores laicos sobre los campesinos de sus dominios que eran bastante extensos obteniendo importantes ingresos, recibiendo de forma obligatoria por parte de la comunidad cristiana el diezmo. La Iglesia además fue elaborando sus teorías políticas, las que reposaban principalmente en principios morales y metafísicos los que eran necesarios en la medida que era la única institución que superaba las fronteras de cualquier reino, siendo además la garante del orden social.
Poder de la iglesia medieval
Pero la Iglesia en el feudalismo también había ayudado a la realeza convirtiéndola en la cabeza del orden del Estado, sacraliza el poder real para que todos los súbditos se sometan fielmente al rey haciéndolo la personificación de Dios sobre la tierra, aunque con limitaciones basadas en el principio del bien común en la medida que al mal rey se le tacha de tirano y se le priva de su dignidad (excomunión).
Conflictos con el papado
Debido a esta prerrogativa la Iglesia tuvo que enfrentarse con los poderes seculares quienes intervenían en la designación de las autoridades eclesiásticas. Esto provocó fuertes conflictos que desembocaron en la Querella de las Investiduras liderado por el Papa Gregorio VII terminando en el Concordato de Worns, que establecía que la Iglesia elegiría sus funcionarios y los señores darían el feudo (investidura).
Simonía
Así el Rey no pudo absorber la función espiritual y el Papa no pudo hacerse con el poder temporal, esto obligó a la iglesia a renovarse y delimitarse por sí misma, de ahí la lucha contra la simonía, la independencia del papado, arrebatar a los señores y el Emperador el nombramiento y la investidura de los obispos y por someter el poder temporal al poder espiritual.
Lucha contra la teocracia
Los defensores del poder civil elaboraron teorías opuestas a la teocracia, a partir del siglo XIII se afirmaron los derechos de los reyes la autoridad suprema de la monarquía y la idea de Estado. El poder de los reyes definirá una nueva cristiandad en la medida que el bicefalismo de la cristiandad se definirá entre el Papa y el rey, donde los poderes temporal y espiritual se hallan claramente separados.