El Romanticismo, el Realismo y el Impresionismo son tres corrientes artísticas y culturales clave que emergieron en Europa durante el siglo XIX. Cada uno de estos movimientos dejó una huella notable en las artes visuales, la literatura y la música, y ofreció distintas respuestas a los cambios sociales y culturales de su tiempo.
Romanticismo, Realismo e Impresionismo (1850-1894)
A lo largo del siglo XIX se suceden tres movimientos artísticos: Romanticismo, Realismo e Impresionismo.
El Romanticismo
El romanticismo es el movimiento cultural en el que se exalta el instinto frente a la razón y el desequilibrio frente a la armonía. En el siglo XIX se buscan nuevos ideales y se desprecia la vida prosaica, monótona. El término «romántico» se usa en este siglo para definir un estado de espíritu y, sobre todo, la oposición a las formas del arte precedente, al que se llama clásico. En este sentido el Romanticismo traduce la atmósfera de cambios revolucionarios, es un grito de libertad cuyas características son:
Libertad del artista: El artista romántico desprecia las normas que habían encasilla- do el arte del Neoclasicismo, y sigue libremente su propia inspiración. Es la expresión del hombre solitario, que se siente diferente del resto de los demás hombres.
Libertad de los sentimientos: Se describe sin recelos el amor, como una fuerza a la que no se deben poner fronteras. La intimidad se convierte en tema. Así, Gustavo Adolfo Bécquer (Rimas, Cartas desde mi celda, Cartas literarias a una mujer) confiesa sus tristezas de amor en sus rimas; Federico Chopin en la melancolía interminable de sus preludios y sus nocturnos para piano.
Libertad de los pueblos: Los movimientos revolucionarios son con frecuencia el tema de la obra de arte. En escultura, Frangoise Rude convierte su grupo de La Marsellesa, relieve del Arco de Triunfo de París, en un símbolo.
En pintura, Eugenio Delacroix plasma en La libertad guiando al pueblo, el humo de las barricadas y el fragor de los combates.
En música, Federico Chopin refleja en las polonesas el dolor de su pueblo oprimido. El poeta inglés lord Byron (El corsario, El prisionero de Chillón, Manfred), muere en la lucha por la independencia de Grecia contra los turcos.
El Realismo
El Realismo es el movimiento intelectual nacido a mediados del siglo XIX, que se inspira en la observación detenida de la sociedad. A mediados de este siglo los artistas vuelven sus ojos a la realidad de cada día, a la sociedad en que viven. Los novelistas anotan con precisión ambientes, barrios, grupos sociales, lenguaje popular.
Las novelas de Stendhal son crónicas políticas: Rojo y negro, por ejemplo, refleja la sociedad francesa de la Restauración, mientras que La cartuja de Parma la situación de Europa bajo la Santa Alianza.
La novela histórica entonces es un cuadro real contemporáneo. Ésta es la concepción de los Episodios Nacionales de Galdós. Es el propósito también de Tackeray al escribir La feria de las vanidades (1848), narración sin héroe porque, según dice en una carta a su autor, la novela debe «producir, en la mayor medida posible, una impresión de realidad».
A la novela descriptiva Balzac sabe añadir, al retratar la sociedad francesa de su tiempo, una sátira irónica, recurso que muestra la banalidad de los valores burgueses. El título de una de las novelas de Dickens, Tiempos difíciles (1854), es suficientemente expresivo de su intención de captar a una sociedad agobiada de problemas. En Dickens, uno de los grandes humoristas de la literatura inglesa, la crítica de la sociedad se convierte en la novela misma; en Los papeles del club Pickwick, la ironía inteligente de un escritor, que se presentaba con esta obra magistral al público británico, no puede enmascarar la violencia de su sátira.
El Impresionismo
El último cuarto del siglo XIX está presidido por un movimiento artístico de originalidad cautivadora: el Impresionismo. Para comprenderlo debemos recordar que la velocidad es una dimensión de la civilización industrial. La velocidad impide observar con precisión las cosas, todo parece desvanecerse. Los impresionistas quieren acentuar este carácter fugitivo de su entorno.
Los representantes principales son: Monet (Impresión, el sol naciente), Renoir (Le moulin de la Galette), Degas (Clase de baile), Toulouse-Lautrec (Moulin Rouge), Cézanne (La cabaña de jourdan), Van Gogh (La iglesia de Auvers) y Gauguin (Mujeres de Tahiti).