Desde Palestina, la prédica de Jesús se fue difundiendo por todo el territorio romano, lentamente al principio, rápidamente después. Así, el cristianismo se convirtió en la principal religión del Imperio Romano.
El cristianismo en el Imperio romano
El cristianismo surgió en Palestina durante el gobierno del emperador Augusto. El eje central y fundador fue Jesús de Nazaret, quien predicó una nueva fe basada en el amor al prójimo. En ese entonces, las ideas de Jesús fueron consideradas blasfemas por la autoridad religiosa judía. Por tales razones, Jesús fue crucificado por la decisión de la autoridad romana.
Al igual que los judíos, los cristianos eran monoteístas. Por ello, no aceptaban rendirle culto al emperador ni a los dioses de la religión oficial romana. Esto causó la persecución del Imperio hacia los cristianos. A pesar de ello, el cristianismo se difundió con rapidez por todo el territorio romano, incluyendo tanto a la élite como a los pobres y esclavos.
El año 313, durante el Bajo Imperio romano, el emperador Constantino I promulgó el Edicto de Milán, que supuso el reconocimiento oficial del cristianismo y que permitió a los cristianos realizar sus ceremonias y ocupar cargos públicos.
Entre los siglos III y IV, el cristianismo definió su doctrina esencial, que quedó garantizada en los acuerdos tomados por la gran mayoría de los obispos cristianos en el Concilio Ecuménico de Nicea (325).
Posteriormente, en el año 380, el emperador Teodosio proclamó al cristianismo como religión oficial del imperio.
Importancia del cristianismo
La influencia del cristianismo en el Imperio Romano trajo consigo consecuencias favorables, tales como:
- La decadencia moral de la religión pagana.
- La unidad idiomática: el griego en oriente y el latín en occidente.
- La presencia de judíos en Roma, Alejandría y otras ciudades.
- Los conceptos de caridad, fraternidad e igualdad ante Dios, la promesa de una vida eterna por los sufrimientos padecidos en esta vida, todo ello fue despertando la esperanza de los esclavos, menesterosos y pobres.
La Iglesia cristiana
Los creyentes de un mismo lugar constituían una agrupación llamada Iglesia bajo la dirección de un presbítero, otros delegados eran los diáconos que ejecutaban las decisiones tomadas, cuando las iglesias fueron importantes o hubo varias en un lugar fue designando un obispo que las presidía y vigilaba su funcionamiento.
Por temor a las profanaciones los cristianos establecieron sus sepulcros en galerías subterráneas o catacumbas. Allí solían reunirse para celebrar el culto.
Iglesia católica
Para acordar medidas generales o resolver dudas sobre la interpretación de la palabra divina y puntos del dogma comenzaron a reunirse asambleas de doctores y obispos, llamadas sínodos o concilios. De esta manera, la doctrina cristiana adquirió un valor universal. La Iglesia recibió por ello el nombre de católica, palabra de similar significado.
Organización de la Iglesia
La Iglesia, desde la edad media, tiene dos cleros: el clero regular, los que viven en conventos y comunidades religiosas, y el clero secular, los que viven entre el pueblo. Posteriormente, para un mejor estudio del evangelio y las enseñanzas de Cristo se creo la vida monacal o monasterios; en ellos los monjes se aíslan para entregarse a la oración.