La Crisis del Siglo XIV fue un período de profundos cambios y dificultades que afectaron a Europa y otras partes del mundo occidental durante la segunda mitad del siglo XIV.
Crisis del Siglo XIV
Desde el siglo XI al XIII Europa Occidental se encontró en un proceso de crecimiento que dio origen al capitalismo inicial de corte mercantil en las zonas urbanas y en sus entornos productivos rurales. De esta manera los fundamentos de la economía feudal sucumben ante la fuerza de la economía de tipo urbana capitalista. En ese contexto de capitalismo inicial se produjo una profunda crisis que afectó toda Europa, por sus grandes efectos e impactos en todas las manifestaciones de la vida del hombre a finales de la Edad Media.
¿Qué significó la crisis del siglo XIV?
La crisis del siglo XIV fue de crecimiento, es decir, el ritmo de crecimiento encontró límites y no pudo seguir adelante. Estos limites fueron técnicos, ya que se roturaron cada vez menos tierras, fundaron menos ciudades, construyeron menos obras, pero también fueron limites geográficos y comerciales, puesto que la expansión europea se frena ante la resistencia de los pueblos orientales. Incluso se pueden señalar limites intelectuales y culturales, porque la escuela de pensamiento dominante, la escolástica, carecía de medio para entender el crecimiento económico y el desarrollo social.
Crisis económica
Entre los años 1315 a 1318 inició la crisis económica, debido a una serie sucesiva de malas cosechas causadas por fríos extremos, en invierno, y lluvias abundantes, en verano, proceso que es conocido como la Pequeña Edad de Hielo. Esto produjo una hambruna que se extendió por toda Europa, incrementando la mortalidad, perjudicando la demanda de productos manufacturados, como los textiles, y devaluando la moneda.
Esta crisis económica provocó alteraciones sociales que influyen en las condiciones de la nobleza europea, ya que ante la baja de los precios y la devaluación de la moneda, ven disminuidas sus rentas, perdiendo paulatinamente su prestigio y su poder, ante las alianzas que se establecieron entre los monarcas y los burgueses. Por eso la historiografia contemporánea considera que durante el siglo XIV se dio la crisis del feudalismo en Europa Occidental.
Crisis demográfica
Hasta el siglo XIII la población de Europa Occidental creció sin cesar, en especial porque había estallado pocas pestes y carestias, pero la crisis de principios del XIV, significó un cambio en este crecimiento, la caída puede ser representada por una epidemia de peste, que fue llamada Peste Negra, que se inició entre el norte de Italia y el sur de Francia el año de 1348 y se extendió por toda Europa. Los cálculos señalan que la tercera parte de la población europea murió, unos 73 millones de habitantes. Esta epidemia se mantuvo por vario años, pero arreció en los años de 1360 y 1371.
La caída demográfica provocada por la Peste Negra en siglo XIV recién pudo ser recuperada después de doscientos años. Esta crisis demográfica tiene que ser relacionada en el contexto general de la crisis de ese siglo, y muy especialmente con la crisis agrícola, que se manifestó en escasez y carestia de productos alimenticios, generando hambrunas y por tanto menor resistencia a contagios de enfermedades.
Crisis agrícola
Para entender la importancia de la crisis agrícola tenemos que tener en cuenta que a pesar del desarrollo de la economía urbana, basada en actividades comerciales y manufactureras, entre los siglos XII y XIII, la base de la economía europea seguía siendo la agricultura y la inmensa mayoría de la población estaba formada por campesinos.
En esta medida la peste originó una caída de la población rural, tanto por la muerte de los campesinos, o bien por la migración a las zonas urbanas, en donde buscaban comida, trabajo o refugio, a pesar de que el hacinamiento existente en las ciudades provocó altas tasas de mortalidad debido a la misma peste. La caída de la población rural generó que muchas tierras quedaran abandonadas, obligando a los señores a arrendarlas a precios bajos o cultivarlas por sí mismos mediante trabajadores asalariados.
Ante estas circunstancias la producción agrícola europea se redujo durante el siglo XIV por una serie de causas, que parten por el inicio de un cambio climático caracterizado por el mayor frío, denominado como la Pequeña Edad de Hielo, que generó el empobrecimiento del suelo, que trajeron como consecuencia inmediata la despoblación, fenómeno que se agudizó por la peste.
El poder de la burguesía
La salida de la crisis obligó a invertir y mejorar las tierras para revalorizarlas, pero los señores no se encontraron en condiciones de hacerlo y los campesinos menos, ante ello el único sector con el potencial económico de invertir en la agricultura fue la burguesía, ya que algunos burgueses utilizaron sus ahorros acumulados en la época de crecimiento en la compra de tierras, transformando con ello el modelo de explotación rural.
Aumento de impuestos
La crisis en el mundo rural se manifestó en numerosas revueltas campesinas, originadas por el incremento de los impuestos, el pánico ante la peste, el ataque de los bandidos, entre otras. Las revueltas que se pueden destacar fueron la denominada jacquerie que se manifestó en el campo francés en 1358, la revuelta inglesa de 1381, y durante el siglo XV los levantamientos de los remensas en Cataluña y los irmandiños en Galicia. Castilla y Alemania, trataron de salir de la crisis agrícola ampliando la ganadería que les exigía menos mano de obra que la agricultura. En Castilla se introdujo la oveja merina, de lana de gran calidad, a principios del siglo XIV y la cabaña aumentó en más de un millón de cabezas a lo largo del siglo.
Crisis de la economía urbana
El principal rubro productivo de las ciudades europeas entró en crisis gracias a la caída de mano de obra y la demanda, lo que trajo como consecuencia el descenso de la producción y de los salarios. Las dos zonas europeas productoras de tejidos de lana, el norte de Italia y Flandes, presenta considerables caídas de su producción a lo largo del siglo XIV. En Florencia se producían 100.000 piezas de tela al año a inicios del siglo XIV, mientras que a mediados de siglo se producen 80.000, y a fines de siglo sólo se producen 19.000.
El comercio en el siglo XIV entró en crisis, después de la crisis agrícola, manifestada en el decaimiento de las ferias de Champaña y que la ruta al Mar del Norte se había trasladado al este, con ello las ciudades flamencas entraron en recesión, como el caso de Brujas y la Liga Hanseática que entró en una crisis terminal. En la ruta del Mediterráneo la ciudad de Barcelona perdió la mitad de su población, ya que a mediados del siglo XIII tenía 40.000 habitantes, mientras que a mediados del siglo XIV sólo tendrá 20.000 habitantes.
Crisis espiritual o religiosa
La crisis del siglo XIV influirá de dos maneras en la Iglesia como institución y en las creencias religiosas europeas. Primero, a nivel institucional se manifiesta el dominio de los monarcas franceses sobre el papado, ya que fueron obligados a residir en la ciudad de Aviñón, entre los años 1306 a 1376, y a servir a la política de centralización del poder monárquico francés.
Lo que generó el Cisma de Occidente, que dividió a la Iglesia católica, llegando a existir tres papas de manera paralela a inicios del siglo XV, hasta que el Concilio de Constanza el año de 1414 restableció la unidad. Esta crisis institucional agudizó la corrupción del clero, que justificará varias críticas e incluso herejías.
La segunda manera en la cual la crisis influye en las creencias religiosas, fue el surgimiento de un gran movimiento místico en los sectores populares europeos, que ante el terror a las epidemias, las guerras y los bandidos, reinterpreta la muerte y las creencias en el más allá. Tema que será recurrente en la literatura popular donde la gloria, el infierno, el purgatorio serán tratados, como en el caso de la Divina Comedia de Dante Alighieri. Temas que también serán frecuentes en las escenificaciones de las danzas de la muerte, los flagelantes y los actos sacramentales.
