La astucia del Imperio bizantino en la diplomacia, para dividir o engañar a sus adversarios, así como su experiencia en las cruzadas, donde detuvieron el avance de los turcos, les permitió dominar territorios y pueblos. Estas son las características de la política y sociedad del Imperio bizantino.
Organización social del Imperio bizantino
La sociedad del Imperio bizantino se constituyó a partir de dos grupos claramente establecidos, por un lado, la aristocracia terrateniente poseedora de grandes extensiones de tierras, y por el otro, una amplia masa explotada de campesinos desposeídos.
Con relación al primero su poder dependía de la cercanía que tenia para con los emperadores y el apoyo brindado por los amplios sectores populares a los cuales él sometía. Esto le permitió enfrentarse a la autoridad del emperador llegando a convertirse en un elemento influyente en su elección.
Con relación a la masa campesina si bien algunos podían poseer tierras desarrollando diversas actividades, la gran mayoría estaba sometida a los grandes terratenientes a los cuales brindaban servicios personales diversos a cambio de tierra y protección, asemejándose mucho a las formas de relaciones de tipo feudal.
Organización política del Imperio bizantino
La cabeza del Imperio era el emperador (Basileus a partir de Heraclio) que poseía carácter divino en la medida que su poder le había sido otorgado por Dios. Esto le confirió a la autoridad imperial bizantina una legitimidad trascendente que permitía liberar al Estado de las arbitrariedades del ejército, el cual fue un apoyo decisivo para el sostenimiento en el poder del mismo. Junto con el concepto divino del poder se mantuvo un sistema de gobierno basado en el absolutismo centralista y burocrático, sosteniéndose en la corte y la administración civil.
El Estado bizantino buscó dominar todas las parcelas de la vida valiéndose de una administración compleja y sumamente organizada con diversas funciones como la política exterior y diplomacia, mando y aprovisionamiento de las fuerzas armadas. regulación de la moneda, recaudación de impuestos y contribuciones, etc.
Características de la monarquía
También habría que señalar que la monarquía fue de tipo electivo en la que cualquier persona podía llegar a ocupar el trono independientemente de su origen y formación.
En la elección procedían de acuerdo el ejército, Senado y el pueblo, aunque el peso decisivo recaía en el ejército, fue un Estado militar el que entronizó a los mejores emperadores. Las altas autoridades eran elegidas por Dios y se requería la confirmación a través de una serie de ritos donde participaba el Patriarca de Constantinopla, así la Iglesia se convirtió, en un factor importante de estabilidad política.
Aunque también la realidad política de la autocracia tropezaba con la oposición de determinados grupos, siendo su rival más poderoso los grandes terratenientes que unido al ejército y la Iglesia tenían gran influencia sobre las masas, quienes provocaron un elevado número de golpes de Estado, dos tercios de los emperadores acabaron de esta manera. Así, a lo largo de su historia, tuvo más de cien emperadores, distribuidos alrededor de unas quince dinastías reinantes.