La religión del Imperio bizantino se caracterizó por su influencia en el gobierno y en la sociedad romana oriental. Su origen se inicia en el cristianismo primitivo promovido en Oriente.
Antecedentes de la religión del imperio bizantino
En el establecimiento de la hegemonía de la Iglesia cristiana en el Imperio romano, el Concilio de Calcedonia, en el año 451 d. C., determinó cinco grandes patriarcados, de los cuales destacó el Papa del Imperio romano de Occidente; los otros cuatro (Constantinopla, Jerusalén, Alejandría y Antioquía) pertenecían al Imperio romano de Oriente. De estos últimos, el más resaltante fue el Patriarcado de Constantinopla, el cual entró en pugna con el Patriarca de Roma.
Después del Cisma del Oriente (1054 d. C.) que alejó a la Iglesia bizantina de la romana, la bizantina decidió nombrarse como ortodoxa.
Características de la religión ortodoxa
La religión cristiana ortodoxa se convirtió en un elemento unificador dentro de la diversidad de pueblos en el Imperio bizantino. Era un representante de poder social junto con el Emperador, el ejército y la administración. En la sociedad bizantina se refleja la fe en todos los aspectos de la vida, y existe una estrecha combinación de lo material y lo espiritual.
Debates conciliares
Sus problemas teológicos penetraron muy profundamente en las masas participando ampliamente en los grandes debates dogmáticos, dado que, era una cuestión vital para cada persona. Los debates conciliares se consideraban en muchos casos más importantes que la solución de los problemas sociales y políticos.
Instituciones del imperio bizantino
Las instituciones monásticas basadas en ideales rigoristas y ascéticos del cristianismo primitivo tenían un elevado prestigio y eran indispensables para el funcionamiento de la Iglesia ortodoxa por su asistencia a los pobres. Asimismo, eran un instrumento de poder y propaganda político-eclesiástica de los patriarcas.
De ese modo, se notaba la acción recíproca entre Estado (Imperio) e Iglesia (Evangelio), teología política imperial donde lo escatológico de la religión se interpretaba como ideología política, aceptando el orden político y social existente.
La religión ortodoxa interpretaba a la autoridad imperial y estatal como poder otorgado por Dios y ponía énfasis en la obligación de los súbditos de permanecer leales. El conservadurismo político-social ejerció una función estabilizadora.
La situación problemática en Bizancio entre religión y sociedad fue que no conoció la separación entre el campo espiritual y el terrenal, ya que defendía que la Iglesia y Estado son una unidad mística sin ninguna relación de subordinación ni superioridad de una a la otra.