Uno de los temas más increíbles a la hora de estudiar la Edad Media es el nacimiento y expansión del Islam. Actualmente, se considera una de las principales religiones del mundo, y es que son muchos los fieles que sigue los principios revelados por Alá al profeta Mahoma.
La religión islámica cree en un único Dios, Alá, que reveló sus conocimientos al profeta Mahoma, al que consideraba el prototipo de hombre grato a Dios. Desde su nacimiento y expansión el Islam ha sido gran punto de debate. Aunque en los últimos siglos los países islámicos han experimentado una ligera modernización, siguen rigiendo las normas básicas de hace 1.500 años.
Periodo islámico (desde la fundación del Islam)
Mahoma (571-632)
Mahoma descendía de la tribu de los Quraysh, que había logrado ubicarse encima de las demás tribus de la región custodiando el santuario de la Ka’ba. A los 25 años se casó con una rica viuda llamada Jadiya con quien tuvo siete hijos, de todos ellos sólo le sobrevivió una hija de nombre Fátima.
Ejerció el oficio de mercader y caravanero, a pesar de ello tuvo una fuerte preocupación religiosa en especial por la relajación moral de La Meca. Todo cambió cuando empezó a tener visiones donde se le manifestaba la palabra de Alá o Dios (610) por parte del arcángel Gabriel.
El fundamento del Islam
En su discurso, Mahoma afirmaba haber sido escogido por Dios para predicar el arrepentimiento, el día del juicio final, la sumisión a Dios, etc. Predicó con gran éxito en la ciudad de La Meca, donde tuvo seguidores, pero también creó enemigos, sobre todo en la aristocracia.
La Meca que en un inicio toleró a Mahoma como hacía con los demás predicadores, se volvió contra él al encontrar peligrosas sus palabras, tal vez por su insistente monoteísmo contrario a los múltiples ídolos custodiados en la Ka’ba que anualmente atraían millares de fieles, potenciales clientes de los comerciantes quraysíes locales y por su prédica sobre la igualdad de todos ante Alá planteando que los que más tenían debían compartir sus riquezas con los más desposeídos. Sin embargo la oposición del sector dominante no detuvo a Mahoma, que abjuró de su creencia tradicional y asumió el carácter de profeta de Alá.
La huida a Medina
La tensión llegó a tal punto que Mahoma y muchos de sus seguidores se vieron obligados a migrar en el año 622 a Yathrib (luego llamada Medina «la ciudad del profeta»). Este hecho fue conocido como hégira (migración) y fue el inicio de la era musulmana. Yathrib resultó un medio más favorable a la prédica de Mahoma, pues las tribus árabes y judías de la región vieron en él a una personalidad capaz de imponer la conciliación entre las tribus, además que Yathrib era en cierta manera rival comercial de La Meca. Con el apoyo de los emigrados y de un sector influyente local, los ansar, Mahoma fue ganando fieles y logrando la pacificación de la región.
¡DATAZO! Este éxodo se conoce con el nombre de Hégira, y es la fecha que marca el comienzo del calendario musulmán. Fue una época fundamental que sentaría las bases del nacimiento y expansión del islam en toda la península arabia.
Unificación de Arabia
Aunque el nacimiento y expansión del Islam inicia con Mahoma, ya que él era el fundador de la religión, las inquietantes circunstancias que convulsionaban Arabia como disputas tribales, ataques externos y pobreza de recursos, lo empujaron a asumir un papel político. Mahoma creó una nueva sociedad la Umma (comunidad religiosa musulmana), que agrupaba a todos los seguidores, a la cual se podía integrar cualquier persona, pues sólo bastaba la fe y la decisión de hacerlo. Esto significó una organización abierta y a la vez unificadora que contrastaba con la cerrada y tradicional concepción tribal de los árabes. Varias tribus comenzaron a integrarse a la Umma.
Ocupación de La Meca
Finalmente Mahoma ocupó La Meca sin encontrar mayor resistencia (630), donde demostró un gran talento político en lo que respecta a la Ka’ba, pues sólo abolió los antiguos ídolos, convirtiéndola en el templo principal del Islam, reconociendo el carácter sagrado de la «piedra negra venida del cielos (alrededor de la cual se había construido la Ka’ba).
En lo que respecta a la aristocracia local esta fue tratada benévolamente. Los que se convirtieron al Islam se integraron al pujante sector dirigente musulmán aportando su experiencia administrativa, política y diplomática. Luego de la ocupación de La Meca en corto tiempo logró incorporar a casi la totalidad de los árabes a la Umma. Unificada y fortalecida, Arabia tuvo que superar las limitaciones de su difícil territorio; esto sólo podía desarrollarse con la conquista exterior. Los sucesores de Mahoma, los califas serían los encargados de la expansión del Islam, pues Mahoma murió inesperadamente en el año 632.
Expansión islámica
A la muerte de Mahoma el Estado musulmán fue asumido por los califas («sustitutos de Mahoma»), los cuales fueron elegidos inicialmente por los más cercanos seguidores del profeta entre los más capaces, convirtiéndose en jefes políticos y religiosos de toda la comunidad islámica.
Ocupación de toda Arabia
Al poco tiempo del fallecimiento de Mahoma, los musulmanes (seguidores del Islam) sometieron lo que faltaba de Arabia. Al norte sus dominios abarcaron hasta la frontera del Imperio bizantino y el Persa sasánida en Irán y Mesopotamia, los cuales sufrirían los primeros grandes embates de la expansión islámica fuera de la Península Arábiga.
El Imperio persa sasánida fue destruido y el Imperio bizantino perdió gran parte de sus más ricos territorios de Oriente: Egipto, Siria y Palestina. En el oeste, de manera también muy rápida conquistaron todo el norte de África cruzaron el Estrecho de Gibraltar y conquistaron la Península Ibérica tras vencer a los visigodos (711). Sólo fueron detenidos por los francos cuando intentaron cruzar los Pirineos (732). Con estas conquistas dominaron el Mediterráneo, limitando el tráfico bizantino. Su marcha por el este también fue impetuosa, a inicios del siglo VIII alcanzaron el valle del Indo y el Turquestán, donde fueron sometidos únicamente por los ejércitos del Imperio chino.
Baja expansión islámica
A de mediados del siglo VIII, el Estado islámico dejaría la rápida expansión, no obstante eran ya un imperio con una enorme extensión, unía Oriente con Occidente pues sus fronteras extremas era España en Europa Occidental y la India en Asia Central, con lo cual el Islam sirvió como puente entre el mundo oriental y el europeo occidental.