La administración del Imperio carolingio abarcó los siguientes países: Francia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Suiza, Alemania, Austria, parte de España, Italia y Hungría.
Administración política del Imperio carolingio
La administración territorial y política del Imperio carolingio se dividió en la siguientes instituciones:
Emperador
El Imperio se caracterizó por ser centralizado, burocratizado y semidivino. Carlomagno construyó un tipo de Estado de corte imperial y cristiano, consagró su tiempo a la organización metódica de un gobierno’fuerte y eficiente deteniendo la expansión de sus dominios, él mismo aparecía como el elemento básico sobre el que giraba el Imperio.
El emperador carolingio reunía en su persona la suprema autoridad, tanto en materia civil como eclesiástica, dirigía la acción política, controlaba la hacienda pública, mandaba personalmente el ejército, era el legislador supremo. Su carácter de elegido por Dios le daba un aire semisagrado y lo situaba por encima de los demás hombres. El ejercicio de tales funciones y atribuciones exigía una administración central que aliviara la tarea del monarca.
Palatium
El Palatium fue el centro de la vida política, en ella residía el Emperador siendo el símbolo del Estado carolingio. Al ser una corte destacaban sus principales consejeros, servidores privados y criados que vivían cerca del monarca y le seguían en todos sus desplazamientos, eran sus hombres de confianza. Entre estos destacan el Archicapellán, Chambelán, Camarlengo, Cancillería, Senescal, Copero, Mariscal, Camarero, Condestable. Conde de Palacio.
Aquisgrán se convirtió desde el 795 en la principal sede del poder político, aunque se tuvo la costumbre de establecer la capital en aquellos lugares donde se realizaban sus frecuentes desplazamientos seguidos de la corte palaciega.
Condados
El Imperio carolingio fue dividido en 300 provincias o condados, gobernados por condes cuya función primordial era velar por el cumplimiento de las capitulares. Eran la espina dorsal de la administración territorial en su intento por mantener el orden y alcanzar la paz. El Conde era sustituido durante sus ausencias por el Vizconde, fue además asistido por el Bailio. Para la mejor administración del condado este se dividía en unidades territoriales menores las veguerías o vicariatos. El cargo era asignado por el Emperador, quien era el único que podía revocarlo siendo elegido entre las grandes familias terratenientes.
Marcas
Las marcas eran las provincias limítrofes o fronterizas o recientemente sometidas, ubicadas mayormente en zonas de peligro, eran gobernadas por los marqueses o margrave. Tenían carácter militar para defenderse de los ataques por el este u oeste, marcas importantes fueron la Hispánica, Osterreich, Panónica, Danesa, Soraba, Bretona.
Ducados
Si bien los ducados eran la división de mayor jerarquía, conformada por varios condados y marcas al mando de un Duque, su presencia fue perdiendo poder debido a su extensión que la hacia difícil de gobernar. Tenía la más alta posición debido a que estaba compuesta por la familia de la realeza Carolingia que no eran herederos al trono.
Missi Dominici (enviados del señor):
Los Missi Dominici eran visitadores imperiales que vigilaban el cumplimiento de las leyes o capitulares por los funcionarios, convirtiéndose en el enlace entre la administración central palaciega y la territorial de las provincias. Eran dos: uno civil y otro religioso, informaban directamente al rey de todo lo visto por ellos, recorrían continuamente el Imperio. Podían recibir denuncias de los súbditos, investigar abusos incluso imponer sanciones a los funcionarios culpables.
Capitulares
Todos los funcionarios se reunían con el Emperador en los Campos de Mayo, una vez al año, en una asamblea general, placitum, bajo la presidencia del soberano, donde se discutían los asuntos generales del Imperio. Aquí se aprobaban los decretos emanados del poder central o capitulares que debían ser cumplidas obligatoriamente en todo el Imperio. Fueron reunidos porque el Emperador toleraba la opinión de todos los súbditos.
El principal ingreso del Estado se basaba en la producción de las tierras estatales para su administración se promulgó el capitular De villis vel curtis imperii (800).