Los persas fueron pueblos indoeuropeos que se asentaron en la meseta de Irán. Fueron dos etnias hermanas: medos y persas. Esta última se impuso convirtiéndose en un gran Imperio. A esto se le conoce como la evolución histórica de los persas.
Evolución histórica de los persas
Luego de un largo desplazamiento, iniciado en el siglo XX a. C., los migrantes indoeuropeos ocuparon la meseta de Irán, sometieron a los pueblos indígenas que la habitaban; esto sucedió aproximadamente desde el siglo IX a. C.
Los arios que ocuparon el norte se denominaron más tarde medos, se denominó persas a los que se establecieron en el sur. Los antecedentes del Imperio persa se encuentran principalmente en el pueblo medo.
Reino Medo
En el siglo VIII a. C., los asirios se impusieron sobre los medos, pero la lucha contra los invasores favoreció la unificación de estos últimos, estableciéndose su capital Ecbatana con el rey Dajoces. Su hijo Astiages I (o Fraortes) sometió a los persas pero en su intento de liberarse de los asirios fue vencido por Asurbanipal (633 a. C.).
Al derrotado Astiages I le sucedió Ciaxares II, quien aliado con Nabopolasar, rey caldeo de Babilonia, logró apoderarse de Nínive, la capital de los asirios sargónidas (612 a. C.) y luego del resto del imperio. Su hijo Astiages II heredó este imperio por más de 30 años, periodo que fue acompañado por la decadencia moral y política. Fue destronado por su propio nieto Ciro, rey de Persia.
Hegemonía de los Persas
Ciro II, jefe persa de la familia de los aqueménidas, se sublevó contra la autoridad del rey medo Astiages II y en el año 549 a. C. lo destronó y sustituyó, fundando un gran imperio.
Ciro II emprendió grandes conquistas, como el que hizo al reino de Lidia, cuyo rey Creso inició el ataque contra los persas pero fue vencido en el año 546 a. C., perdió su reino y el control de la ruta comercial del Asia Menor.
Las ciudades jónicas, vasallas de Lidia, pasaron a depender de Persia. Posteriormente, Ciro marchó hacia el este alargando sus dominios hasta el indo y por el noreste hasta el Turkestán. En el año 539 a. C. derrotó al rey Babilonio Baltazar añadiendo a sus dominios la Baja Mesopotamia y sus dependencias sirias.
Cambises II, hijo mayor de Ciro, conquistó Egipto (525 a. C.) después de derrotar a Psamético III, apoderándose del territorio hasta Assuan.
Darío I se dedicó cerca de siete años a consolidar la unidad interna de su reino, una vez lograda emprendió nuevas conquistas. Por el occidente incorporó los territorios de Tracia a sus dominios. Con este rey el imperio persa alcanzó su apogeo, ya que no solo expandió el territorio sino que también lo fortificó con una sabia organización administrativa mediante la división en provincias o satrapías.
Darío I se propuso conquistar las ciudades griegas, pero la expedición enviada fracasó muy cerca de Atenas en la batalla de Maratón (490 a. C.), durante la primera guerra médica. Sus sucesores también fracasaron en ese intento en las siguientes campañas.
Dos siglos transcurrieron para que el hijo de Filipo II, Alejandro Magno, venciera a Darío lII en Iso, poniendo fin al imperio persa.