Tebas, aliada de Esparta, se rebela contra esta y forma la Liga de Beocia, la cual derrota a los anteriormente invencibles ejércitos espartanos en las batallas de Leuctra (371 a. C.) y Mantinea (362 a. C.).
Hegemonía de Esparta
Luego de las Guerras del Peloponeso la hegemonía espartana se impuso por la fuerza en toda Grecia estableciendo regímenes oligárquicos apoyados por guarniciones militares espartanas, perdiendo así la oportunidad de impulsar la unidad panhelénica, por el contrario creó inestabilidad.
Guerra entre Esparta y Tebas
La hegemonía de Esparta acabó cuando la polis de Tebas derriba al gobierno oligárquico y acaba con las tropas espartanas estableciendo la democracia, tras lo cual formó la Liga de Beocia bajo el liderazgo de Pelopidas y Epaminondas. Los tebanos derrotan a Esparta en Leuctra (371 a.C.) y Mantinea (362 a.C.) pero en la última batalla mueren los lideres tebanos por lo que no logran consolidar su hegemonía.
Hegemonía tebana
Luego de la Guerra entre Tebas y Esparta se produce una breve y precaria hegemonía tebana sobre el mundo griego, disolviéndose la Liga del Peloponeso acabando con el predominio espartano, el cual ya no se pudo reponer de su derrota ante Tebas, dejando de ser la potencia militar que fue durante años.
La derrota de Esparta fue el detonante para que estallara una serie de rebeliones democráticas en el Peloponeso, las cuales derribaron a sus respectivos gobiernos oligárquicos pro-espartanos, esto desencadenó la mayor crisis de las polis griegas (crisis del siglo IV a.C.) que provocó fuertes conflictos entre ellas por buscar alcanzar la hegemonía.
El sistema de alianzas tan necesario a las polis para hacer frente a enemigos poderosos o mantener el equilibrio entre las polis se vio debilitado, lo cual impidió que ninguna de ellas pudiera alcanzar el predominio en Grecia.
La aguada crisis que vivían las polis griegas abrí paso a la decadencia de Grecia, lo cual sería aprovechado por Macedonia para someter a Grecia (338 a. C.).