Cerca del final del gobierno de José Balta se produce la rebelión de los hermanos Gutierrez, un golpe de Estado tramado por estos tres militares. Producto de ello el presidente Balta fue derrocado y apresado. A pocos días después, fue asesinado mientras dormía en su celda.
Rebelión de los hermanos Gutiérrez
El 2 de junio de 1872 el coronel Tomás Gutiérrez y sus hermanos Marcelino, Marceliano y Silvestre se levantaron contra el gobierno saliente de Balta, quien terminó asesinado.
Uno de los hermanos conspiradores, Silvestre Gutiérrez, murió en la mañana de 26 de julio en una de las muchas escaramuzas que ocurrieron en la capital. Se dijo entonces que en represalia, Marceliano, el más brusco de los hermanos, ordenó la muerte del presidente José Balta y Montero, quien se hallaba recluido en el cuartel de San Francisco; tal orden se cumplió mientras la víctima se hallaba descansando en su lecho, después de haber almorzado.
¿Quiénes mataron al presidente José Balta?
Los que ejecutaron el crimen contra José Balta fueron el mayor Narciso Nájar, el capitán Laureano Espinoza y el teniente Juan Patiño, según se comprobó en el juicio posterior; ellos dijeron haber cumplido órdenes de Marceliano Gutiérrez. Aunque otras teorías sugieren que fue por por venganza personal del mayor Najar.
Consecuencias
La noticia de la muerte del presidente José Balta causó tremenda conmoción. El pueblo limeño se enfrentó a los quebrantadores del orden político y logró vencerlos. Los hermanos Gutiérrez fueron ahorcados.
Muerte de los hermanos Gutiérrez
Tomás Gutiérrez, que se refugió en una botica del jirón de la Unión, fue capturado y linchado, siendo su cadáver arrastrado y mutilado, víctima de la furia popular. Por su parte, Marceliano Gutiérrez fue rodeado en el Callao y murió combatiendo. Los cadáveres de Silvestre y Tomás fueron colgados desnudos en las torres de la Catedral; luego fueron arrojados a una hoguera encendida en el atrio del mismo edificio, sumándose horas después el cadáver de Marceliano, traído a rastras luego de ser desenterrado del cementerio del Callao. Solo logró escapar Marcelino Gutiérrez, quien tiempo después se reivindicó peleando en la guerra con Chile.