En esta etapa los adultos medios presentan una serie de desafíos en la salud. Aunque se producen cambios físicos y emocionales significativos, un estilo de vida activo y saludable puede mitigar muchos de los efectos del envejecimiento. La actitud social hacia el envejecimiento y la percepción de uno mismo en relación con estos cambios también juegan un papel crucial en el bienestar general.
Cambios físicos y de salud en los adultos medios
Durante la adultez intermedia, que se extiende desde los 40 hasta los 65 años, es común experimentar una pérdida gradual de la audición, especialmente en las frecuencias altas, un fenómeno conocido como presbiacusia. A partir de los 55 años, esta pérdida tiende a ser más pronunciada en hombres que en mujeres, aunque generalmente no afecta niveles de sonido que son relevantes para la vida diaria. De manera similar, la fuerza y la coordinación muscular también pueden disminuir, aunque estas pérdidas suelen ser tan sutiles que rara vez se perciben en el día a día.
La vida sedentaria contribuye a la disminución de la tonicidad muscular y a una menor disposición para realizar esfuerzos físicos. Sin embargo, aquellos que se mantienen activos, ya sea a través de ejercicio regular o actividades laborales, pueden experimentar beneficios significativos, como un aumento en la masa muscular y en la elasticidad incluso después de los 60 años. Esto demuestra que un estilo de vida activo puede mitigar los efectos negativos del envejecimiento.
Problemas de salud en los adultos medios
Muchos problemas de salud que surgen en esta etapa son consecuencia de la disminución de la capacidad de reserva física, que es la habilidad de los órganos para soportar estrés o disfunción. Aunque algunos cambios son inevitables debido al envejecimiento natural de los órganos, los hábitos de vida y el comportamiento individual pueden influir en la gravedad y el momento de estos cambios. Así, las personas envejecen a ritmos distintos, y su experiencia de la salud puede variar ampliamente.
Entre las enfermedades más comunes en esta etapa se encuentran la diabetes, la artritis y el reumatismo, así como problemas en los sistemas circulatorio, digestivo y genitourinario. Es interesante notar que aproximadamente un tercio de las personas mayores de 40 años vive con alguna condición crónica, mientras que otras pueden verse afectadas más adelante. Un problema de salud significativo en esta etapa es el riesgo de enfermedades cardiovasculares, que se presentan en uno de cada cinco adultos en este grupo de edad. Estos desórdenes son peligrosos y pueden predisponer a ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares.
Cambios en la Mujer: Menopausia y Climatérico
Durante el climaterio, que suele ocurrir alrededor de los 50 años, las mujeres experimentan diversos cambios fisiológicos significativos. La ovulación y la menstruación cesan, lo que implica una serie de síntomas físicos como sofocos, sequedad vaginal y disfunción urinaria, lo que puede hacer que las relaciones sexuales sean dolorosas. Aproximadamente una de cada cuatro mujeres posmenopáusicas puede desarrollar osteoporosis, una condición que debilita los huesos y aumenta la susceptibilidad a fracturas.
Los problemas psicológicos en esta etapa a menudo están relacionados con actitudes sociales negativas hacia el envejecimiento. En culturas donde se valora la experiencia de las mujeres en esta etapa de la vida, se observa que los problemas psicológicos asociados a la menopausia son menos comunes. Esto sugiere que la percepción social sobre la «tercera edad» puede influir más en el bienestar emocional que los cambios hormonales en sí.
Cambios en la salud de los adultos hombres: Andropausia
En el caso de los hombres, aunque pueden seguir siendo fértiles hasta edades avanzadas, algunos experimentan una disminución en la fertilidad, la frecuencia de eyaculaciones y un aumento en la impotencia, un fenómeno conocido como andropausia. Esta etapa previa a la andropausia se caracteriza por cambios fisiológicos, emocionales y psicológicos que pueden influir en la salud general del hombre.
¿Qué pasa con el desarrollo cognitivo?
En cuanto a la cognición, se observa que la inteligencia fluida, que implica la capacidad de adaptarse a nuevas situaciones y utilizar información nueva, tiende a disminuir entre la adultez temprana y la intermedia. Sin embargo, la inteligencia cristalizada, que se refiere a la capacidad de resolver problemas a partir del conocimiento y la experiencia acumulada, tiende a aumentar durante la adultez intermedia. Esta capacidad para sintetizar conocimientos previos permite a las personas abordar problemas de la vida cotidiana de manera más eficaz.
En esta etapa, hay un interés creciente en aplicar el conocimiento a situaciones prácticas, en lugar de simplemente adquirir información nueva. Esta orientación práctica hacia el conocimiento refleja una adaptación a las responsabilidades sociales y personales que se presentan en esta etapa de la vida.