Durante la adultez intermedia las personas envejecen a ritmos y grados diferentes, destacando la importancia de un estilo de vida saludable para mitigar los efectos del envejecimiento.
Adultez Intermedia (40-65 años)
La adultez intermedia abarca el periodo de vida que va aproximadamente desde los 40 hasta los 65 años. Durante esta etapa, las personas experimentan un cambio en su funcionamiento físico y salud general, que, aunque puede no alcanzar el nivel óptimo de la adultez temprana, sigue siendo bastante saludable. Es común que los individuos reconozcan y acepten de manera realista las transformaciones en sus capacidades reproductivas y sexuales, como la menopausia en las mujeres y otros cambios en la salud sexual en los hombres. A pesar de esta aceptación, es habitual que surja una preocupación por el atractivo físico y la apariencia.
Desarrollo físico
En la adultez intermedia, puede haber un deterioro en algunas habilidades sensoriales, lo que afecta aspectos como la agudeza visual y, en menor medida, la auditiva. Las capacidades reproductivas también sufren cambios significativos: las mujeres experimentan la menopausia, mientras que los hombres atraviesan un periodo de transición en su función sexual. Las principales causas de mortalidad en esta etapa incluyen cáncer, enfermedades cardíacas y accidentes. Entre los 55 y 64 años, el cáncer y las enfermedades del corazón son las más prevalentes.
Desarrollo cognitivo
Las habilidades mentales suelen alcanzar su máximo desarrollo durante la adultez intermedia. Las personas tienden a adquirir una gran experiencia y destrezas prácticas que les ayudan a resolver problemas de manera efectiva. A medida que aumenta el vocabulario y la información general o cultural, se observa que, aunque la producción creativa puede disminuir en cantidad, a menudo mejora en calidad. Este es un tiempo en el que las personas se vuelven más sabias y capaces de integrar conocimientos de diversas áreas.
Desarrollo emocional
Los cambios fisiológicos en esta etapa pueden manifestarse a través de síntomas como depresión, fatiga y problemas sexuales. Estos problemas emocionales a menudo están relacionados con eventos significativos, como la salida de los hijos del hogar o la pérdida de padres. El sentido de identidad personal sigue evolucionando, y es posible que algunos individuos enfrenten una transición estresante hacia una madurez más plena.
Desarrollo psicosocial
Durante la adultez intermedia, las personas a menudo deben lidiar con la doble responsabilidad de cuidar tanto a sus hijos como a sus padres ancianos, lo que puede generar una considerable carga emocional y estrés. Para muchos, esta etapa también representa un pico en el éxito profesional y la estabilidad financiera, aunque otros pueden experimentar agotamiento o la necesidad de cambiar de carrera.
Es común que a partir de los 55 años se produzca una pérdida gradual de la audición, especialmente en las frecuencias altas, conocida como presbiacusia. Aunque esta pérdida de audición se presenta con más frecuencia en hombres que en mujeres, generalmente no afecta a los niveles sonoros que son relevantes para la vida diaria. Asimismo, la fuerza y coordinación musculares pueden disminuir, pero este deterioro es leve y a menudo imperceptible, especialmente en personas que mantienen un estilo de vida activo.
Estilo de vida y salud en la adultez intermedia
La vida sedentaria puede contribuir a la pérdida gradual de la tonicidad muscular y a una menor disposición para el esfuerzo físico. Sin embargo, aquellos que se mantienen activos mediante el ejercicio regular o actividades laborales pueden experimentar mejoras en su fuerza y elasticidad muscular incluso después de los 60 años.
Muchos de los problemas de salud que surgen en la adultez intermedia están relacionados con la disminución de la capacidad de reserva física, que se refiere a la habilidad del cuerpo para funcionar de manera efectiva bajo estrés o en condiciones adversas. Si bien algunos cambios son inevitables debido al envejecimiento natural de los órganos, los hábitos de vida y los comportamientos individuales pueden influir en cómo y cuándo se producen estos cambios.