La conquista de la jornada de las 8 horas en Perú tiene su origen en los movimientos obreros peruanos, los cuales a su vez se tienen sus antecedentes en el gremialismo (gremios) y mutualismo (sociedades de auxilios mutuos), pues corresponden a las formas precapitalistas de la producción.
Gremios en Perú
Los gremios en cierta forma no permitían la libertad de trabajo ni la competencia y, las sociedades de auxilios mutuos se ocupaban sólo de atender a los trabajadores asociados en caso de enfermedad o muerte despreocupándose totalmente de los riesgos propios del sistema capitalista.
Primer sindicato de panaderos
En 1886 se formó el primer movimiento obrero peruano de panaderos «Estrella del Perú», bajo inspiración mutualista y anarcosindicalista. Las condiciones de trabajo del obrero eran muy duras. En realidad, el obrero sufría más debido al escaso desarrollo del capitalismo. Es decir, el capitalismo incipiente en el Perú resultaba mucho más explotador. El trabajador laboraba durante jornadas que se prolongaban de 10 a 16 horas por salarios indigentes que no llegaban a cubrir las necesidades básicas de los obreros y sus familias. No existía una seguridad por accidentes laborales ni leyes que defendiesen al trabajador de la prepotencia de los empleadores.
Primer Congreso Provincial Obrero y Primer Congreso Nacional Obrero
El 9 de agosto de 1886 se realizó el Primer Congreso Provincial Obrero, que constituyó la primera central obrera del Perú. Ese mismo año se produjo una huelga de gran impacto en la Fábrica de Tejidos Vitarte. En 1901 se inauguró el Primer Congreso Nacional Obrero. Entre las primeras acciones de protesta obrera destacan las huelgas en el Callao (1894), en Vitarte (1894) y en Chicama (1912). En 1912-13 se dio la lucha por la jornada de ocho horas en el Callao; en 1918-19 se produjo la lucha por la jornada de ocho horas en Lima y otros centros industriales, mineros y plantaciones del Perú.
Luchas por los derechos laborales
Durante el segundo gobierno de José Pardo se vivió grandes agitaciones sociales, con huelgas de los movimientos obreros textiles, panaderos y tranviarios. Hubo hasta dos paros nacionales convocados contra el alza de la subsistencia (de primera necesidad). El 15 de enero de 1919 el gobierno tuvo que aceptar a nivel nacional el establecimiento de la jornada laboral de 8 horas y la ley de trabajo de mujeres y niños. La ley 2136 de 1915 implantó la libertad de cultos.