Como consecuencia de la decadencia del feudalismo, los reyes fueron robusteciendo su poder, surgiendo de esta manera importantes monarquías absolutistas, como la inglesa, la española y la francesa.
Los reyes intentaban robustecer su autoridad ante los poderosos señores feudales quienes les hacían frente. Para ello reforzaron algunas instituciones: los consejos, órganos consultivos, el ejército permanente, la burocracia y la diplomacia encargada de establecer las relaciones entre los países, sin recurrir a las guerras.
Monarquía absoluta española
Los monarcas Carlo V y Felipe II recibieron la herencia del autoritarismo de los Reyes Católicos y lo reforzaron sin mucho esfuerzo, porque era necesario un poder estatal enérgico para sostener la nueva organización económica y política, derivada de las conquistas americanas y la intervención española en los asuntos internos de varios territorios europeos debido a las Guerras de Religión.
Se creó una complicada organización burocrática cuyos hilos eran manejados personalmente por los reyes, mediante sus consejos de asesores, apoyado en las colonias por regentes, virreyes o gobernadores. Con esto se instituyó un sistema centralizado que Felipe II concretó al establecer la capital de todos sus dominios en Madrid. Mientras que Carlos V buscó conformar un gran imperio europeo que uniera a todos bajos las banderas del catolicismo el cual finalmente fracasó, Felipe II se interesó más por los problemas españoles que al no poder solucionarlos terminó por debilitar el Imperio colonial.
Monarquía absoluta francesa
La monarquía absoluta de derecho divino se instauró en Francia a lo largo del siglo XVII, ya que sus soberanos lograron imponerse sobre la nobleza y la burguesía a través de la centralización política y administrativa y ampliar su prestigio gracias a su triunfo sobre España y la declaración de la Paz de Westfalia en 1648 amparándose en el principio de la defensa de las fronteras naturales de Francia. Cuando Luis XIV asumió el trono, en 1661, la monarquía absoluta borbónica adquirió una característica fundamental, que fue considerar que gracias a su origen divino el rey quedaba desligado de toda limitación impuesta por las leyes o las tradiciones políticas.
Por ello apelativos como «Rey Sol», tienen certeza en comparar a la monarquía con el Sistema Solar, donde todos los planetas giraban en tomo al Sol, como todos los organismos políticos de Francia alrededor de Luis XIV, de ahí la significativa frase «El Estado Soy Yo», que resume el absolutismo de la monarquía francesa. Estas frases que buscaron exaltar su magnificencia y poder terminó por consolidar el culto a la majestad real.
Con apoyo de académicos y eclesiásticos en un momento de gran esplendor militar y crecimiento económico, Luis XIV fortaleció su posición frente a cualquier oponente interno o externo. El gobierno adquirió un carácter centralizador, que se manifestó en el papel de los intendentes que eran nombrados y sólo rendían cuentas al Rey.
Con las intendencias se centralizaban las decisiones de gobierno y se unificaba, y al mismo tiempo uniformizaba el territorio, superando las diferencias históricas de los distintos territorios franceses. Mientras que los Estados Generales que representaban la voz de los tres estamentos (nobleza, clero y tercer estado) dejaron de ser convocados y el Rey estableció una fastuosa corte en el Palacio de Versalles donde todo privilegio cedido a la nobleza se hacía a cambio del sometimiento pleno al Rey.
Estos elementos fueron hábilmente justificados por tratadistas políticos, entre los que destaca el canónigo Jacques-Bénigne Bossuet (1627-1704) quien en su libro Política según la sagrada escritura, afirmó que el poder del Rey venía de Dios y por ello él no era responsable ante nadie de sus actos.
Monarquía absoluta inglesa
Desde la Edad Media, Inglaterra limitó el poder de los reyes mediante la Carta Magna y los Estatutos de Oxford. Durante la Edad Moderna, dos dinastías gobernaron: los Tudor y los Estuardos.
Dentro de los Tudor, los monarcas más célebres fueron Enrique VIII, “el Reformador”, y sus hijas María la Católica e Isabel la Reina Virgen. Además se destacan los siguiente monarcas:
- Enrique VIII (1509-1546 d. C.): Rompió con la Iglesia católica iniciando la Reforma en este país.
- María la Católica (1553-1558 d. C.): Restableció el culto católico a la muerte de su padre con la ayuda de su esposo Felipe II, rey de España.
- Isabel I (1558-1603 d.C.): Estableció la Iglesia anglicana. Sentó las bases del apogeo inglés.