Sabías que… la democracia se entiende en dos dimensiones:
- Una forma de vivir y convivir en sociedad.
- Como forma de organizar el poder político y el acceso al gobierno en un país.
En cualquier caso, la democracia se sustenta en el principio de que todas las personas que son parte de la sociedad nacen libres y son iguales ante la ley, merecen el mismo respeto y los mismos derechos y deberes.
Vale decir, que ambas dimensiones de la democracia están interrelacionadas y se retroalimentan mutuamente: si una es sólida ayudará a fortalecer a la otra, y los problemas de una tenderán a afectar a la otra.
Por ejemplo, si vivimos en una familia o entorno con prácticas autoritarias es probable que no cuestionemos dichas prácticas en nuestras autoridades locales, regionales o nacionales; e incluso que les exijamos ese tipo de proceder.
Democracia como sistema político
La mayoría de países a nivel mundial tiene un régimen democrático y, como tal, busca consolidar un Estado democrático que permita garantizar el ejercicio pleno de derechos de todos.
Por eso, en el caso del Perú, en el primer artículo de la Constitución Política se lee lo siguiente:
“La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”.
Los ciudadanos de diversos países están en constante proceso de fortalecer su democracia como sistema político, pues en ciertos momentos de su historia republicana se debilitó por la presencia de Gobiernos y autoridades que vulneraron los derechos ciudadanos.
¿Qué garantiza la democracia como sistema político?
La democracia como sistema político garantiza la dignidad humana entendida como el valor que tiene cada ser humano. Se basa en el reconocimiento de la persona como merecedora de respeto, con sus características y condiciones particulares, por el solo hecho de ser persona.
Democracia como forma de vida
Muchas veces actuamos de cierta manera y no sabemos que en realidad estamos practicando la democracia.
La democracia es una forma de vivir basada en el respeto a la dignidad humana, a la libertad y a los derechos de todas las personas, así como en el cumplimiento de nuestros deberes y obligaciones. Es decir, que todas nuestras acciones deben basarse en valores y disposiciones como el respeto a la igualdad y la libertad de las personas, la disposición a dialogar con los otros, la tolerancia a otros modos de vivir y pensar y la promoción de la equidad como criterio de justicia. Estas acciones diarias nos permitirán contribuir a la construcción y afirmación de la democracia desde nuestra historia personal y familiar, y desde nuestra participación en los asuntos públicos de nuestra localidad, región y, también, ¿por qué no?, de nuestro país.