La estructura interna de la Tierra es fundamental para comprender cómo funcionan los procesos geológicos, como el movimiento de las placas tectónicas, la convección térmica y el campo magnético terrestre. El estudio de la litosfera, el manto y el núcleo permite a los científicos comprender mejor la dinámica del planeta y su evolución a lo largo de millones de años
Estructura interna de la Tierra
La estructura interna de la Tierra está compuesta por tres capas principales, cada una con características y composiciones específicas que determinan la dinámica de nuestro planeta: litosfera, manto y núcleo. Estas capas están organizadas en una serie de esferas concéntricas que varían en densidad, temperatura y comportamiento, desde la capa más superficial hasta el núcleo central.
Litosfera: La capa superficial y delgada
La litosfera es la capa más externa y delgada de la geosfera. Esta capa rígida se divide en dos partes principales: la corteza continental y la corteza oceánica, las cuales están compuestas por diferentes tipos de rocas y presentan distintas características.
- Corteza siálica (superior): Esta parte forma la base de los continentes y está constituida principalmente por rocas graníticas. Su densidad media es de 2,7, y su composición química está dominada por oxígeno (46,6%) y silicio (27,7%). Otras sustancias presentes incluyen aluminio, hierro, calcio, sodio y potasio.
- Corteza simática (inferior): Esta capa forma la base de los océanos y está formada por rocas más densas, como el gabro y el basalto. Con una mayor densidad de alrededor de 3, la corteza simática es más pesada que la corteza siálica, contribuyendo a las diferencias de altura entre las masas continentales y las cuencas oceánicas.
La litosfera está formada en su mayor parte por oxígeno, silicio y aluminio, que constituyen el 99,5% de su masa total. Además, tiene una densidad media de 2,7 veces la del agua. A nivel elemental, su composición está dominada por una serie de compuestos, más que por elementos libres, con importantes elementos como el carbono, manganeso, azufre, bario y cloro entre los menos abundantes.
Manto: La capa intermedia y plástica
El manto de la Tierra es la capa intermedia, situada debajo de la litosfera, con una densidad relativa de 3,3. Esta capa se divide en dos partes: el manto superior y el manto inferior.
El manto superior está separado de la corteza por la discontinuidad de Mohorovicic (conocida como moho), una capa de transición que separa ambos. La parte más interesante del manto superior es la astenosfera, una zona de rocas parcialmente fundidas y plásticas que tiene aproximadamente 100 km de grosor. Esta capa permite la movilidad de las placas tectónicas de la litosfera, facilitando la deriva continental y la formación y desaparición de los océanos. Además, las rocas plásticas de la astenosfera permiten que los continentes se desplacen lentamente por la superficie terrestre.
Núcleo: El corazón de la tierra
El núcleo de la Tierra es la capa más interna, densa y caliente. Se divide en dos partes: el núcleo externo y el núcleo interno.
- Núcleo externo (líquido): Con un grosor de aproximadamente 2 200 km, el núcleo externo es líquido y está compuesto principalmente por hierro y un pequeño porcentaje de níquel. La densidad media de esta capa es de 10, y su temperatura puede alcanzar hasta 6 650°C.
- Núcleo interno (sólido): El núcleo interno tiene un radio de 1 275 km y está formado en su mayoría por hierro sólido, con trazas de níquel. A pesar de las altas temperaturas, el núcleo interno permanece sólido debido a las enormes presiones a las que está sometido. La densidad del núcleo interno es aún más alta, alrededor de 13.
El núcleo, a diferencia de las capas superiores, tiene un comportamiento completamente diferente, con una convección térmica que contribuye al campo magnético de la Tierra. Además, los estudios sismológicos han demostrado que la superficie del núcleo externo tiene una topografía irregular con picos y depresiones formadas por el flujo de material caliente.