Todas las causas de la Primera y Segunda Revolución Industrial

Las principales causas de la Revolución Industrial fueron los avances tecnológicos, modificaciones en los recursos naturales, mejoras en el transporte, y transformaciones en las estructuras políticas y económicas, que revolucionaron profundamente la economía y la sociedad de la época.

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Causas de la Primera y Segunda Revolución Industrial

Las Revoluciones Industriales representaron momentos de cambio profundo en la economía, la tecnología y la sociedad, desarrollándose en dos fases principales: la Primera Revolución Industrial, que tuvo lugar aproximadamente entre 1760 y 1840, y la Segunda Revolución Industrial, que se extendió aproximadamente desde 1850 hasta 1914.

Nuevas técnicas agrícolas

Durante el siglo XVIII se pusieron en marcha en Inglaterra unas transformaciones en el mundo agrario que incrementaron la productividad y produjeron inmediatamente un aumento de los excedentes que se comercializaron en las ciudades que incrementaron su demanda.

La agricultura entró en una etapa «revolucionaria» con un desarrollo paralelo a la actividad industrial, en la medida en que la agricultura debía ser capaz de alimentar a la creciente población ocupada en actividades no agrícolas; dándose así, un gran aumento en la producción que permitió a Inglaterra satisfacer no sólo sus necesidades internas, sino también la posibilidad de colocarse a nivel mundial a la cabeza de las exportaciones de cereales.

El proceso fue consecuencia de una transformación radical del sistema productivo agrario: La desaparición del barbecho, la rotación y diversificación de los cultivos, la expansión ganadera, la concentración de las parcelas para una explotación más racional y la incorporación de nuevos y mejores aperos de labranza, además el uso de nuevos abonos de origen animal en gran escala.

De esta manera la agricultura se convirtió en pieza básica en la configuración de un mercado interno. Con las oportunas variantes al caso inglés, el proceso se trasladó con posterioridad a la Europa continental y a América del Norte.

A medida que progresaban los cambios agrícolas, se transformó el sistema de campos abiertos (tierras libres donde todos podían tener acceso) al de campos cerrados (privatización de las tierras), lo cual permitió su capitalización y tecnificación.

Esto significó la expropiación de la propiedad campesina, a través de la concentración de la propiedad en pocas personas.

Crisis del campesinado tradicional:

Además se produjo la crisis del campesinado tradicional al tecnificarse la producción agrícola, lo cual provocó un flujo de población y mano de obra a las ciudades que la demandaban por la expansión de las fábricas convirtiéndose en obreros.

Una causa también de esta proletarización de los campesinos fue la conversión de grandes tierras agrícolas en ganaderas mucho más productivas y lucrativas, en las cuales se necesitaba incluso menos personal. Esto implicó el despido de muchos jornaleros agrícolas (campesinos asalariados) por los terratenientes.

Crecimiento acelerado de la población:

Hay una revolución demográfica que se expresa en la expansión de la población, incremento que no fue frenado ni siquiera por las intensas migraciones que llevaron a los europeos a poblar o colonizar otros continentes.

Algo fundamental para el crecimiento demográfico fueron los avances de la medicina, la mejora de la calidad de la vivienda y alimentación, la disminución de las tasas de mortalidad y la desaparición de las grandes epidemias. Inglaterra se había estancado demográficamente durante las cuatro primeras décadas del siglo XVIII debido a la epidemia de viruela que azotó al país, no obstante la población empezó a recuperarse experimentando un gran impulso demográfico, fortalecida por la inmunidad y los anticuerpos, la población se incremento desde 1750 a 1831 en un promedio de 6 millones y medio a 14 millones en 1831. Este aumento demográfico implicó una mayor demanda en el mercado interno y a la vez influyó en la demanda de mano de obra.

Nuevas materias primas:

Para atender las necesidades de esta población en crecimiento se estimularon las industrias textiles y siderúrgicas como el algodón y el hierro que se convierten en materias primas indispensables.

El algodón desplaza a la lana como tejido popular, el cual era una materia prima barata que podía satisfacer las exigencias de una demanda en auge, y al no estar mayormente regulada por los gremios permitió mayor libertad a sus empresarios para realizar innovaciones principalmente en el área del hilado y tejido, reemplazando el trabajo doméstico por las nuevas máquinas a vapor manejada por operarios.

El hierro reemplaza a la madera ante el agotamiento de ésta en los bosques ingleses y las exigencias de nuevas maquinas, construcción de puentes y la extensa red ferroviaria.

El nuevo proceso de fundición del hierro con carbón mineral permitió incrementar su producción, bajar su precio, mejorar las máquinas, expandir el mercado, incrementar la demanda, etc, reemplazando finalmente al algodón como motor del crecimiento.

Nuevas fuentes de energía:

Sucesivamente el carbón, el vapor, la electricidad y el petróleo, serán las palancas fundamentales en la industrialización del mundo. Para la primera Revolución industrial fue importante el aporte brindado por el carbón y el vapor.

En el caso del carbón su potencia calorífica ofrece ventajas esenciales porque permite fundir el hierro más rápidamente y con mejor resistencia, reemplazando a la madera como combustible y junto con la piedra reemplazarla en las construcciones. Además que incrementó la mecanización de las actividades económicas.

Este se complementa con el vapor que desplaza a los molinos y usinas movidos por la fuerza del agua y del viento, la aplicación del vapor en las máquinas significó un gran progreso pues permitió ahorrar energía expandiendo su uso.

En definitiva, las causas de la Revolución Industrial son diversas y abarcan múltiples aspectos sociales, económicos y tecnológicos.

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