La atención es un proceso cognitivo esencial que permite a los individuos seleccionar y concentrarse en ciertos estímulos o información mientras ignoran otros. Su funcionamiento se puede entender a través de varios componentes y etapas.
Definición de atención
El término «atención» tiene su origen en el latín «ad-tendere», que se traduce literalmente como «tensar el arco hacia». Desde sus raíces, la atención ha sido entendida como un acto de «apuntar», «dirigir», «focalizar» o «señalar».
En el ámbito cognitivo, la atención se define como el proceso que regula cómo recibimos y procesamos estímulos externos. Este proceso se puede interpretar como una selección activa de información proveniente de nuestros sentidos. En este sentido, la atención no es un fenómeno pasivo, sino un mecanismo que nos permite centrar nuestro enfoque en elementos específicos de nuestro entorno. Además de la atención selectiva, existen otras formas de atención que son igualmente relevantes y que se discutirán a continuación.
Tipos de atención
El concepto de atención se puede desglosar en tres tipos principales:
a) Atención sostenida (vigilancia):
La atención sostenida se refiere a la capacidad de mantener un estado de alerta durante períodos prolongados. Es esencial en actividades que requieren concentración durante tiempo extendido, como el estudio o el trabajo en tareas monótonas. La atención sostenida permite evitar errores y mantener un nivel constante de rendimiento, incluso en situaciones rutinarias.
b) Atención selectiva:
La atención selectiva implica la capacidad de discriminar entre diferentes estímulos sensoriales, enfocándose en uno específico mientras se ignoran otros. El neurocientífico cognitivo Michael Posner ha propuesto un modelo que descompone la atención selectiva en cuatro fases:
- Desconexión: Liberarse del foco de atención actual.
- Movimiento hacia nueva focalización: Desplazarse hacia un nuevo objeto de atención.
- Conexión: Establecer un vínculo con el nuevo enfoque.
- Estado de alerta mantenido: Sustentar la atención en la nueva focalización.
La atención visual se destaca en este proceso, ya que el movimiento ocular (como los movimientos sacádicos) es característico de la atención visual, mientras que en la atención auditiva este movimiento no ocurre de la misma manera, a excepción de ciertos animales.
c) Atención dividida:
Este tipo se refiere a la capacidad de realizar dos o más tareas simultáneamente. Se considera el opuesto de la atención selectiva, ya que implica manejar múltiples fuentes de información a la vez. Los factores que afectan la atención dividida incluyen la dificultad de las tareas, la similitud entre ellas y el grado de práctica que tiene una persona en la realización de estas actividades.
En conjunto, estas tres formas de atención nos permiten interactuar de manera efectiva con el mundo que nos rodea, optimizando nuestra capacidad para procesar información y realizar diversas actividades cotidianas. La comprensión de estos procesos no solo es fundamental en la psicología, sino que también tiene aplicaciones prácticas en campos como la educación, la ergonomía y la neurociencia.