Los representantes del Humanismo se desempeñaron muchas veces como consejeros políticos de los príncipes italianos; fue un humanista, Valla, quien demostró la falsedad de la donación de Constantino, título que se esgrimía para legitimar el dominio territorial del papado en el centro de Italia. Valla probó que este documento había sido elaborado en la Edad Media.
Origen del Humanismo
Se denomina Humanismo al movimiento intelectual antecedente del Renacimiento europeo, que se basó en la revalorización del espíritu humano uniendo la cultura de esa época con la clásica (vela la cultura greco-romana como la perfección en materia de creación humana) y manifestándose en una rica producción filosófica y literaria.
El humanista es el escritor, el pensador, el intelectual, que no se limita al estudio de la teología y las sagradas escrituras como en los siglos pasados, sino que le dio más importancia al estudio de las ciencias humanas o las studia humanitatis como lo planteó Coluccio Salutati, así como también a las lenguas clásicas como el latín y el griego antiguos.
¿En qué se basa el Humanismo?
El Humanismo se opuso con una actitud critica al teocentrismo de la escolástica medieval y propuso el antropocentrismo y los studia humanitatis, para generar una formación integral del hombre basada en las fuentes clásicas, así situó al hombre en el centro mismo de la reflexión incentivando el uso de la razón. Con estos fundamentos los humanistas comenzaron a sacar a la luz numerosas obras escritas en la antigüedad, que estaban escondidas en las bibliotecas monacales, para leerlas con los nuevos puntos de vista producidos por el capitalismo inicial y el mundo urbano burgués. Estos afanes lingüísticos y filológicos les permitieron fundamentar su confianza en la inteligencia humana y su amor por la naturaleza. A lo que se unió el exilio forzado de intelectuales bizantinos como producto de la conquista de Constantinopla en 1453 por los turcos otomanos.
Las humanidades que resurgen fueron la gramática, la retórica, la literatura, la filosofía moral y la historia, que son difundidas en múltiples perspectivas y debates, dando lugar a que el diálogo y la epístola se conviertan en los principales géneros literarios humanistas.
Causas del Humanismo
El exilio de intelectuales bizantinos, debido a que el Imperio romano de oriente estaba siendo conquistado por los turcos otomanos. Estos sabios expertos conocedores de la cultura clásica se refugiaron especialmente en las ciudades del norte de Italia.
Esta producción literaria se beneficio de un nuevo invento, la imprenta, alrededor de 1448, que mejoró la tecnología de grabado procedente de Asia con el empleo de letras móviles de metal que componían las páginas del libro. El inventor fue el orfebre de Maguncia Johannes Gutenberg, convirtiendo a esa ciudad en el primer foco de la difusión cultural escrita, proceso que también será imitado en ciudades como Florencia, Venecia, Amberes y Alcalá de Henares. Con este invento se dejaba el lento proceso de copiado de libros en los monasterios y se ponía la cultura escrita en manos de quien pudiera pagar por el libro, promoviendo el proceso de laicización o secularización de la cultura Occidental.
La actividad de los mecenas italianos que se encargaron de la protección política y económica de los intelectuales, ya que apreciaban el saber clásico como un vehículo de identidad cultural, y remuneraban a los humanistas para que investiguen, recopilen y escriban, e incluso costeaban la impresión de sus obras. Entre los mecenas más importantes podemos mencionar a la familia Médicis de Florencia, también importantes mecenas fueron los pontífices Nicolás V, Pío II, Julio II y León X.
El ascenso de la burguesía como grupo social-pudiente, culto y amante de las artes y las letras- en correlato con el desarrollo del capitalismo. Se vive una época de vitalidad económica, sobre todo en las ciudades del norte de Italia.
Representantes
El humanista más ilustre fue Erasmo de Rotterdam (1469-1536 d. C.) cuyas ideas ejercieron gran influencia en todos los pensadores y políticos de su tiempo. Junto a Erasmo, brillaron el francés Montaigne, el inglés Tomás Moro, los españoles Luis Vives y Antonio de Nebrija y los italianos Dante Alighieri, Bocaccio y Petrarca.