Empecemos con una pregunta: ¿Es posible ser auténticos?
Nuestra sociedad suele promover desde diversos frentes, como los medios de comunicación, el valor del consumo y el valor de la eficiencia para ganar dinero. Estos valores son importantes económicamente, pero muchas veces nos llevan a perder perspectiva de aquello que realmente somos y queremos ser.
¿Qué es la autenticidad?
La autenticidad —es decir, el conducir nuestra vida siendo conscientes de lo que queremos— siempre está construyéndose. A veces, adoptamos maneras de hablar o pensar, o asumimos posiciones determinadas, sin darnos cuenta.
¿Qué es la alineación?
Este concepto expresa que una persona se vuelve menos dueña de sí misma y de sus decisiones cuando la finalidad de su vida gira alrededor de valores, normas e ideales sobre los cuales no ha reflexionado, por ejemplo, el consumo de tecnología, de entretenimiento, de horas dedicadas a trabajar, entre otros.
Una identidad copiada
Cuando vamos construyendo nuestra identidad solo copiando o imitando formas de vida transmitidos por nuestro entorno, medios de comunicación, amistades o familiares, podríamos convertirnos en personas alienadas. Muchas veces, nuestra vida se organiza en función de deseos superficiales por adoptar ciertas formas de vida y no por haber tomado decisiones libres, críticas y reflexivas. Por ello, la alienación se contrapone a la autenticidad.
¿Cómo dejar la alineación y ser una persona auténtica?
Un gran paso para trabajar nuestra autenticidad es actuar con verdadera libertad, reflexiva y crítica, para reconocer todo nuestro potencial como personas predispuestas a querer escuchar a otras personas, comprenderlas y aprender de ellas. Nuestra vida —lo que somos y queremos— es un texto que estamos continuamente escribiendo y reescribiendo.