Roma como todo pueblo que formó un gran imperio explicó su origen a través del mito o la leyenda. Así, se buscaba dar a los romanos un origen divino, lo cual se expresa en la leyenda de Eneas y Rómulo y Remo.
Orígenes de Roma
En la época histórica Italia se presenta como un conjunto de pueblos que, muy a menudo, estaban relacionados estrechamente con sus vecinos más inmediatos. En su mayoría estos pueblos eran indoeuropeos, desde la época neolítica (2200 a. C.) en número limitado comenzaron a establecerse entre los indígenas mediterráneos; estos protolatinos podrían ser los que introdujeron el idioma latín en Italia central en la edad del bronce, y finalmente serían los que funden la ciudad de Roma.
Origen legendario de Roma
La legenda del origen de Roma provienen de Tito Livio. A la caída de Troya, Eneas un héroe, hijo de Venus, logró escapar de los griegos; llegó a la desembocadura del río Tiber. Recibido por Latinus, rey del país, Eneas desposo a la hija de éste y fundó Lavinium. A su muerte su hijo Ascanio fundó Alba longa.
Doce reyes se sucedieron. En el reinado de Numitor, su hermano Amulio lo derrocó y destinó a su sobrina Rea Silvia como vestal del dios Marte, éste cautivado por Rea Silva se unió a ella quien dio a luz a dos gemelos Rómulo y Remo. Enterado Amulio dispuso que fueran abandonados en el río Tiber, pero los niños se salvaron siendo amamantados por una loba; ya adolescentes llegaron a restablecer a Numitor en el trono de Alba Longa.
Rómulo y Remo decidieron fundar una ciudad. Remo se situó en lo alto del monte Aventino y Rómulo sobre el Palatino. Rómulo, al ver sobre su cabeza gran número de buitres, trazó un gran surco que marcaba el recinto sagrado de la nueva ciudad, Remo franqueó la marca y su hermano lo mató.
Así nació Roma, el 21 de abril del 753 a. C. Rómulo creó un primer senado compuesto por una centuria. Pero, para que la comunidad sobreviviera hacía falta conseguir mujeres. Rómulo decidió raptarlas de sus vecinos, los sabinos. Después de duros combates se llegó a la paz y los pueblos se unieron, incorporándose a Roma. Rómulo compartió el poder con los sabinos, dividió la población en treinta curias y en tres tribus.
Origen histórico de Roma
Históricamente en el territorio de la antigua Roma, se asentaron periódicamente diferentes pueblos, entre los cuales, los más importantes fueron: los ligures asentados en las islas de Córcega y Cerdeña, y en parte del norte de Italia; los italiotas o itálicos de origen indoeuropeo, asentados principalmente en el centro de Italia en el valle del Lacio, los cuales se dividían en varias tribus (ecuos, volscos, umbrios, sabinos, samnitas, latinos propiamente dichos, etc.) llegando a enfrentarse entre ellos para ocupar las mejores tierras.
Los griegos asentados al sur de Italia (Magna Grecia) manteniendo su vinculo con Grecia; los etruscos de origen desconocido (algunos autores manifiestan que serían de origen Lidio, provenientes del Asia Menor), asentados al norcentro de Italia y en el sur, y los galos (celtas) que habitaban el norte de Italia en el valle del Po formando pequeños estados. Los fenicios colonizaron parte de la isla de Sicilia, disputada con los griegos. Todos estos pueblos se desarrollaron en torno al Mar Mediterráneo.
Los principales pueblos fueron: los galos, quienes vivieron en el norte, los sabinos, los griegos que ocuparon la parte sur fundando la magna Grecia, los etruscos que se establecieron en la región Toscana, los italiotas y los latinos del lacio. Se le atribuye la fundación de Roma a la tribu itálica de los latinos. Desde ese entonces, Roma estuvo gobernada por siete reyes divididos en dos dinastías: Latina y Etrusca.
La historia de Roma se ha divido en tres períodos de acuerdo a la forma como se fue organizando el Estado: la Monarquía, que comprende desde el 753 al 509 a.C.; la República, comprendida entre el 509 al 29 a.C. y el Imperio, desde el año 29 a.C. al 476 d.C.