A inicios del siglo XVI la situación de la Iglesia católica se caracterizaba por la ostentación de la corte papal, la venta de cargos eclesiásticos y las grandes diferencias económicas y culturales entre el alto y el bajo clero, así como la venta de la indulgencias. Por estos motivos se desarrolló la muy famosa Reforma protestante.
Causas de la Reforma protestante
Capitalismo
Al finalizar la Edad Media se manifestó una profunda crisis religiosa caracterizada por dos elementos fundamentales en la formación del mundo moderno. Por un lado tenemos el capitalismo inicial, al que la Iglesia católica ingresa ofertando una serie de servicios de carácter religioso que rompían con muchos de los principios teológicos observados por siglos.
Algunos de estos servicios eran la venta de la indulgencias, el cobro por la administración de sacramentos, el cobro por el ingreso a la formación sacerdotal o monacal, la venta de los cargos de las jerarquías diocesanas, entre otras medidas creadas para enriquecer a la institución la cual era de por si excesiva y mal administrada. A esto hay que sumarle la falta de disciplina del clero y el relajamiento de sus costumbres, agravado por la escasa preparación de los sacerdotes.
Laicización
El segundo elemento que contribuyó de manera decisiva a la crisis religiosa fue el proceso de laicización de la cultura, que como ya explicamos terminó propiciando el Humanismo y su crítica a las instituciones y en especial a la Iglesia católica y su influencia en todos los ámbitos de la realidad, abogando por una fe más genuina. Esta profunda insatisfacción espiritual iba de la mano con la nueva forma de pensar de la burguesía que demandaba una nueva forma de vivir la religión. Todo ello le hizo perder legitimidad a las instituciones y autoridades eclesiásticas.
Levantamientos de sacerdotes
John Wickliffe (1320-1384)
La corrupción propagada en la Iglesia generó críticas de diversos sectores de la sociedad y ya en el siglo XIV encontramos la posición del teólogo y sacerdote John Wickliffe, quien además de sus teorías contra el poder de la Iglesia tradujo la Biblia del latín al inglés. De esta forma se iban entando las bases de la Reforma protestante.
A pesar de que el Papa Gregorio XI lo declaró hereje continuó con sus posiciones, gracias al apoyo de varios amigos y simpatizantes, entre los que se encontraba el Duque de Lancaster, su castigo sólo fue la pérdida de su cátedra de teología en la Universidad de Oxford y su retiro a la Parroquia de Lutterworth donde murió el 31 de diciembre de 1384. Sus doctrinas fueron condenadas como heréticas, es decir, contrarias a los dogmas de la Iglesia católica, por el Concilio de Constanza en 1414, ordenándose la quema de sus libros y la exhumación de sus restos para ser quemados.
Jan Huss (1370-1415)
Entre fines del siglo XIV y comienzos del XV surgió la figura de otro teólogo y sacerdote critico de la Iglesia católica, fue el checo Jan Huss, que como profesor de la Universidad Carolina de Praga criticó la corrupción moral de la Iglesia, los abusos que cometían, la acumulación de riquezas y la venta de las indulgencias. A pesar de estas criticas tuvo respaldo por parte de las autoridades, sus colegas y los alumnos de la universidad, llegando a ser Decano de la Facultad de Arte y Filosofía en 1401 y luego Rector en 1409.
En 1408 Huss encabezó el movimiento que basado en sus ideas y en las de Wickliffe planteaba una ruptura con la Iglesia. En un afán de conciliar las posiciones el rey Segismundo de Hungría propuso que el mismo Huss expusiera sus ideas en el Concilio de Constanza, pero al no retractarse fue declarado hereje, al igual que las ideas de Wickliffe, y luego fue condenado a morir en la hoguera por el mismo rey de Hungría, el 6 de julio de 1415.
Desde el mismo Humanismo del siglo XVI la Iglesia recibió muchos cuestionamientos, como lo hizo el mismo Erasmo en su libro Enchiridion o Manual del caballero cristiano, proponiendo una nueva visión, para el cristiano de esa época, predicando una religiosidad más autentica y profunda, ya que la misma Iglesia había sido capturada por la política, incluso entre 1378 y 1417 se produjo el Cisma de Occidente, que fue superado por el Concilio de Constanza y la elección de un solo Papa ante el peligro del avance de las ideas reformistas.