Las personas están experimentando cambios en la calidad del aire debido a la contaminación vehicular. Las emisiones de los vehículos, especialmente en pleno verano, en las ciudades han empeorado la calidad del aire hasta el punto de que se ha vuelto “normal” escuchar advertencias sobre la calidad del aire.
En Pakistán, las emisiones de los vehículos son responsables de casi el 90% de la contaminación del aire. Esto no es de extrañar si se tiene en cuenta que para combatir las emisiones se necesitan 500 árboles maduros por cada 20 000 kilómetros recorridos.
¿Qué están haciendo las fábricas y los gobiernos ante el incremento de la contaminación vehicular?
Debido a la creciente evidencia científica, los fabricantes de vehículos están aumentando para satisfacer la demanda de los consumidores de productos más respetuosos con el ambiente. Por ejemplo, Toyota y Ford han incorporado tecnología híbrida de electricidad y pilas de combustible de hidrógeno en sus vehículos. También se han lanzado al mercado coches que funcionan con energía solar.
Desafortunadamente, pocos de ellos están dentro del presupuesto de una familia promedio. En muchas comunidades también se están introduciendo autobuses de biodiésel. Estos funcionan con combustible obtenido de plantas depuradoras u otras biomasas.
La desechabilidad es otro problema para los vehículos, pero las corporaciones y los gobiernos están a la altura de este desafío. Los holandeses, por ejemplo, cobran un impuesto sobre las nuevas compras que financia, entre otras cosas, la investigación para encontrar formas de reutilizar cada pieza del vehículo.
Empresas individuales, como BMW, recuperan sus vehículos para reciclarlos. Siempre se puede intentar ganar uno o dos dólares y vender el vehículo usado en un concesionario de automóviles o mediante anuncios clasificados. Por otro lado, pruebe con los lotes de coches chatarra, donde los vehículos se descomponen y se venden como piezas o como chatarra de acero.
¿Qué puede hacer usted para reducir los efectos de la contaminación ambiental?
En la estación, compre el combustible más limpio disponible. Al reemplazar los filtros y las bujías con regularidad, mantener el motor bien afinado y los neumáticos correctamente inflados y equilibrados, usted puede mejorar la eficiencia del combustible hasta en un 15%.
¿Sabía que simplemente acelerar y desacelerar el motor de su automóvil de manera suave y gradual puede reducir las emisiones 100 veces? Si deja que el tanque se llene menos de 1/4, aumentan las posibilidades de que se produzcan problemas de inyección de combustible y condensación del tanque de combustible.
Otro pequeño cambio al que apuntar es apagar el motor siempre que pueda; el ralentí genera más contaminación y utiliza más combustible del necesario. Por cierto, el ralentí es responsable de casi el 3% de la contaminación del aire. Si es posible, intente utilizar un solo vehículo para su familia.
Además, pruebe a incorporar las listas de la compra para reducir el número de desplazamientos a la ciudad. Planificar el menú durante una semana puede reducir en gran medida el número de viajes al supermercado. Ponga un pedazo de papel en el refigerador para anotar todo lo que le falta a medida que lo descubre. Es importante examinar las recetas para evitar viajes adicionales que podrían sumar a las cifras de contaminación vehicular.
También existen alternativas para quienes buscan placer y se preocupan por el ambiente. En primer lugar, considere hacer actividad física al ir al trabajo, a la escuela u otro lugar. En la ciudad existen alternativas de desplazamiento como andar en bicicleta, caminar y usar patinetas o patines.
Todas estas son actividades de autoempoderamiento y promoción de la salud que se realizan con muy poco gasto financiero y dan como resultado menos emisiones y un entorno más seguro y tranquilo. Todos pueden ayudar con el problema de la calidad del aire plantando jardines y árboles donde se pueda.
Si las ciudades pudieran ofrecer incentivos fiscales a la propiedad para plantar árboles; los propietarios, las empresas y las escuelas estarían más dispuestos a invertir en las plantas. Clubes y grupos ya están plantando arbustos y árboles para controlar la erosión a lo largo de las riberas de los ríos.
No hay seguridad de que los humanos renuncien a la comodidad que brindan las máquinas; tampoco se debería pedir que se haga ello. Pero con todo el trabajo para reducir el consumo, aumentar las tierras silvestres, proteger la biodiversidad y disminuir el calentamiento global, no se debe permitir que las máquinas se fabriquen en un estado perjudicial para el ambiente.
Oportunamente, los fabricantes y los gobiernos han estado escuchando a los consumidores y, como resultado, las máquinas e industrias están mejorando. Sin embargo, no se debe liberar la presión sobre ellos para que sigan mejorando sus políticas y ayuden a crear un planeta más saludable.
Todos pueden actuar ahora mismo y convertirse en ciudadanos proactivos marcando una diferencia real a favor del ambiente.
