El comercio en Europa de la Edad Media tenía muchos inconvenientes: los malos caminos, la carencia de puentes la amenaza de los bandidos y los piratas, la cantidad de impuestos que se pagaban en el trayecto, etc. Por esto, los mercaderes transportaban artículos de poco volumen y mucho valor en convoyes numerosos y armados.
Comercio durante la Baja Edad Media
El crecimiento de las ciudades y el fortalecimiento de la burguesía fueron beneficiados por el desarrollo del comercio a larga distancia que se amplió siguiendo el proceso de expansión europeo por el Mar Mediterráneo, el Mar Baltico y Europa Oriental, así como la consolidación de las rutas internas en Europa Occidental que unificaron una red de ciudades desde el norte de Italia, pasando por Suiza, Francia, Alemania, los Países Bajos y las Islas Británicas.
Renacimiento del comercio
Gracias a procesos como las cruzadas se impulsó el comercio en el Mediterráneo. Los puertos del Cercano Oriente como Constantinopla, Antioquia y Alejandría recibieron naves y mercaderes de distintos reinos de Europa Occidental para comprar, especialmente especias y seda provenientes de Asia. Para el pago de estos productos se utilizaron el oro adquirido en los puertos del norte de África y la plata extraída en Europa Central, a cambio de productos manufacturados, especialmente los textiles elaborados en las principales ciudades-mercado.
El desarrollo de Venecia
La primera ciudad beneficiada por este tipo de comercio fue el puerto italiano de Venecia, que en el siglo XII se convirtió en el centro del comercio de las especias, que fueron pagadas con su creciente producción textil, de armamento y cristalería. Con el paso de los años y el crecimiento del comercio se establecieron otras importantes ciudades en las rutas de larga distancia, como lo fueron Génova, Marsella y Barcelona. Estas ciudades se unificaron en rutas terrestres, de las cuales la más importante fue la que se estableció en el siglo XIII en el norte de Italia, que se originaban en Venecia, Génova o Milán, y unificaban toda la Europa Occidental, hasta el Mar Báltico.
Empresas textiles
Con esta ruta se desarrollaron importantes empresas en ciudades como la textil en Venecia, Génova, Milán, Bolonia y Florencia, en el norte de Italia, así como, Gante, Yprés y Brujas, en los Países Bajos. Estas ciudades manufactureras y mercantiles fueron las más ricas y poderosas entre los siglo XIII y XIV. Al extremo que a mediados del siglo XIII las monedas corrientes del sistema económico internacional fueron los florines de Florencia y los ducados de Venecia.
Rutas mercantiles de larga distancia entre los siglo XII y XIV
Los comerciantes para facilitar sus negocios se agruparon en asociaciones o commendas mediante contratos que unían a financistas con mercaderes y capitanes de barco, para realizar el comercio con el extranjero. Esto permitió el origen de los bancos en el norte de Italia, que de ser humildes casas de cambio de moneda se convirtieron en activas instituciones de préstamo a comerciantes, empresarios y capitanes de barcos, para dinamizar más el capitalismo inicial o temprano. Florencia fue una ciudad de banqueros y la familia más destacada fue la Medici.
