En lo político, durante el feudalismo se evidenció la debilidad de las monarquías ante las invasiones y predominio de los señores locales o feudales. Conoce más características de la organización política del feudalismo.
Política del feudalismo
El feudalismo no creó la anarquía política sino que fue un remedio contra ella, intentando poner un poco de orden donde no quedaba prácticamente nada, el progresivo debilitamiento de la autoridad central de las monarquías llevó a los hombres a organizarse a nivel local.
Entre los señores y el Estado se libró una lucha sutil a lo largo de este período en el que cada parte necesitaba de la otra, pero luchaba por dominarla, sus relaciones encajaron tempranamente en el sistema de relaciones de vasallaje. En cuanto al sistema feudo- vasallático políticamente permitió a los gobernantes contar con el apoyo de los señores feudales para el mejor control de sus territorios. Fueron sus «fieles» vasallos quienes administraron justicia en los territorios que controlaban, quienes defendieron los castillos y los territorios reales, quienes combatieron y aconsejaron al monarca e incluso juzgaban a los vasallos que incumplían con sus deberes.
Organización política
A la cabeza del sistema feudal estaban los reyes: los depositarios del poder público, que fue disgregando cada vez más su poder en beneficio de la jurisdicción privada. Los reyes utilizaron estas estructuras para fortalecer su poder, la condición de primus inter pares le permitió pasar a ser señor supremo de todo o soberanos feudales del reino, al hacer hereditaria la corona amplió el dominio real.
Los reyes hicieron uso de todas las armas que la estructura social le proporcionaba: Obligar a todos los señores que le prestasen homenaje, negarse a prestar homenaje por las tierras que tenía en feudo por mostrar que estaba en la cumbre.
Si bien había señores feudales muy poderosos, el poder político de los señores dependía de las alianzas que podían constituir con otros señores feudales, mediante matrimonios, acuerdos o embajadas que limitaron fuertemente el accionar de los reyes.
La monarquía y señores feudales tuvieron difíciles relaciones durante este período y la monarquía pudo recuperar su poder realmente cuando se debilitó el sistema feudovasallático por elementos internos y externos.
Elementos internos fueron la pluralidad de homenajes, el incumplimiento de la fidelidad, los gastos que exigía la actividad militar, las expediciones a tierras lejanas, nuevos gustos de la nobleza terrateniente que pusieron a sus miembros menos acomodados en una difícil situación económica. Elementos externos fueron la unción real, alianzas matrimoniales de los monarcas, el apoyo de las ciudades al poder central, guerras contra vasallos turbulentos, formación de una burocracia estatal, imposición de la fiscalidad monárquica.