Las ciudades poco menos que abandonadas en la época de las invasiones, siglos IX y X, comenzaron a resurgir, algunos alrededor de las abadías o por iniciativa de los reyes. Así se formaron las «comunas» con derechos similares a los de los señores feudales y se comenzó a experimentar un renacimiento urbano y comercial.
El renacimiento urbano
El proceso de urbanización más trascendente de Europa fue el desarrollado entre los siglos X al XIV, ya que casi todas las ciudades tradicionales de Europa Occidental fueron edificadas o transformadas de una existencia o emplazamiento anterior de origen romano, dentro del proceso de expansión y crecimiento de la Edad Media. De esta manera las ciudades no se alteraron súbitamente, sino formaron parte del orden feudal como enclaves económicos y sociales que contribuyeron a enriquecer y flexibilizar sus estructuras.
La ciudades de la Edad Media
Las ciudades más que un elemento revolucionario fueron un factor esencial para la dinamización del sistema feudal. Pero a pesar de ello las singularidades que presentaron las ciudades sirvieron de fermento para posibles cambios y experimentos de nuevos modelos de organización, es decir, las ciudades fueron una acelerador del tiempo histórico.
Los orígenes del renacimiento urbano fueron lentos y difíciles, dentro de una economía principalmente rural y agraria (sector primario), con un desarrollo escaso de la producción de las artesanías (sector secundario), y de las relaciones mercantiles y los servicios (sector terciario). Es así que desde el siglo X se comenzaron a definir las relaciones económicas, dividiendo y especializando el trabajo. El campo produce alimentos y materias primas, y las ciudades comenzaron a concentrar la producción artesanal. A los señores feudales les resultaba más barato comprar telas, herramientas o armas en las ciudades que fabricarlas en sus feudos.
Asimismo, en la ciudad, los señores feudales encontraran el mercado para colocar el excedente de su producción de trigo, carne o lana, en una época que beneficiada el crecimiento constante del sector primario gracias a la presencia de un óptimo climático desde el año 1000 que mantuvo estable las características ambientales de Europa.
El renacimiento comercial
Los crecientes excedentes productivos agrícolas permitieron el establecimiento de ferias estacionales en las ciudades, que con el paso del tiempo fueron convirtiéndose en mercados estables donde se conjugan de manera paulatina los tres sectores económicos de la época. Este incremento de la actividad económica permitió el crecimiento de la población intramuros de la ciudad y la construcción de nueva infraestructura urbana fuera de las murallas, expandiéndose los burgos, nombre del que vendrá el término burgueses para sus habitantes.
De esta manera podemos señalar que el burgo se convirtió en el centro comercial de una región, con un mercado permanente, que por lo general se establecía en la plaza central, al que acudían los señores feudales y campesinos de la comarca para vender sus excedentes agrícolas y para adquirir los productos manufacturados.